la OIE y sus aliados
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varias centenas de individuos; los bovinos constituyen su
fuente de alimentación predilecta, pero el hombre también
puede ser atacado directamente. La primera demostración
científica de la función que cumplen los vampiros en la
transmisión de la rabia fue aportada en la primera mitad del
siglo XX en la isla de la Trinidad (Trinidad y Tobago) y en
Latinoamérica. En un país como México, donde coexisten la
rabia transmitida por los perros errantes y la transmitida por
los vampiros, el hombre es regularmente contaminado por
estos últimos. Una técnica relativamente sencilla permite
determinar el origen de las contaminaciones humanas (5).
Además, el vampiro puede excretar el virus de la rabia de
manera asintomática (1).
Aparte de los quirópteros, tal como se ha mencionado,
los carnívoros terrestres cumplen la función principal de
reservorio, con una distribución geográfica variada. Podemos
citar la mofeta, la mangosta, el mapache, el zorro, el lobo, el
chacal, etc., y por supuesto el perro. Estos animales
transmiten la infección a otros mamíferos domésticos o
salvajes generalmente por mordedura y por la saliva
infectada. Las cepas de virus implicadas constituyen
variantes distintas (biotipos) sujetas a los diversos reservorios
incriminados. Las campañas de vacunación antirrábica del
zorro (Vulpes vulpes) llevadas a cabo en Europa han
permitido eliminar la enfermedad en su fuente salvaje en
varios países.
En los países en desarrollo, la principal fuente de
transmisión al hombre es el perro ; se estima que es
responsable de más de 50.000 decesos humanos
anualmente, lo que constituye un problema muy grave de
salud pública y de sanidad animal. Sin embargo, existen
soluciones para eliminar la rabia canina, aunque las medidas
adecuadas no se aplican en todas partes. Con frecuencia
hace falta la voluntad y los medios para aplicarlas.
Reconocimiento
Gracias a Hervé Bourhy, del Instituto Pasteur de París,
por su relectura del manuscrito.
1. Aguilar-Setién A., Loza Rubio E.,
Salas Rojas M., Beisseau N., Cliquet F.,
Pastoret P.-P., Rojas Dotor S., Tesoro E.
& Kretschmer R. (2005). – Salivary excretion
of rabies virus by healthy vampire bats.
Epidem. Infect.
, 133 (3), 517-522.
2. Baer G.M. (1991). – The natural history
of rabies, 2.aEd. CRC Press, Boca Raton,
Ann Arbor, Boston.
3. Delmas O., Holmes E.C., Talbi C.,
Larrous F., Dacheux L., Bouchier C.
& Bourhy H. (2008). – Genomic diversity and
evolution of the Lyssaviruses.
PLoS ONE
, 3(4), e2057.
4. Fauquet C.M., Mayo M.A., Maniloff J.,
Desselberger U. & Ball L.A. (2005). –
Virus Taxonomy. Eighth Report of the
International Committee on Taxonomy
of Viruses. Virology Division
International Union of Microbiological
Societies. Elsevier.
5. Loza Rubio E., Aguilar-Setién A.,
Bahloul Ch., Brochier B., Pastoret P.-P. &
Tordo N. (1999). – Discrimination between
epidemiological cycles of rabies in Mexico.
Arch. med. Res
., 30, 144-149.
6. McColl K.A., Tordo N. & Aguilar Setién A.
(2000). – Bat lyssavirus infections.
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Actualización en el campo de las zoonosis
(P.-P. Pastoret, coord.).
Rev. sci. tech. Off. int.
Epiz.
,19 (1), 177-196.
7. Wilson D.E. & Reeder D.M. (2005). –
Mammal Species of the World. A taxonomic
and geographic reference, 3.aEd. The Johns
Hopkins University Press, Baltimore.
Bibliografía
Murciélago hematófago habitualmente llamado vampiro
(el vampiro común: Desmodus rotundus)