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Los préstamos del FMI tienen por objeto dar a los países un respiro para que puedan
implementar políticas de ajuste de manera ordenada, lo que restablecerá las condiciones
necesarias para mantener una economía estable y promover un crecimiento sostenible. Estas
políticas variarán según las circunstancias de cada país. Por ejemplo, un país que enfrenta
una caída súbita de los precios de productos clave de exportación quizá necesite asistencia
financiera mientras implementa medidas para fortalecer la economía y ampliar su base de
exportación. Un país que registra una grave fuga de capitales posiblemente tenga que hacer
frente a los problemas que provocaron la pérdida de confianza de los inversionistas: quizá las
tasas de interés sean demasiado bajas, o el país registre un abultado déficit presupuestario y
un volumen de deuda que crece demasiado rápido, o el sistema bancario sea ineficiente y no
esté suficientemente regulado.
De no contarse con el financiamiento del FMI, el proceso de ajuste para el país podría ser
más brusco y difícil. Por ejemplo, si los inversionistas no estuvieran dispuestos a suministrar
nuevos fondos, el país no tendría más remedio que realizar un ajuste, a menudo mediante
una penosa compresión del gasto público, las importaciones y la actividad económica. El
financiamiento del FMI facilita un ajuste más gradual y examinado cuidadosamente. Como los
préstamos del FMI suelen ir acompañados de una serie de medidas correctivas, transmiten
también la seguridad de que se están aplicando las políticas adecuadas.
Históricamente, la mayor parte de la asistencia del FMI a economías emergentes y avanzadas
en crisis se ha proporcionado mediante Acuerdos de Derecho de Giro (acuerdos Stand-By)
con el fin de resolver los problemas de balanza de pagos potenciales o a corto plazo. El
Servicio de Crédito Stand-By (SCS) tiene un objetivo similar para los países de bajo ingreso,
brindando asistencia financiera con una tasa de interés de cero. Para ayudar a los países
miembros con políticas sólidas a prevenir o mitigar las crisis y apuntalar la confianza de los
mercados durante períodos de mayor riesgo, el FMI creó hace poco la Línea de Crédito
Flexible (LCF) y la Línea de Precaución y Liquidez (LPL). Se crearon otros instrumentos
nuevos, como el Instrumento de Financiamiento Rápido (IFR) y el correspondiente Servicio de
Crédito Rápido (SCR) dirigidos a países de bajo ingreso, para brindar asistencia rápida a los
países miembros que enfrentan una urgente necesidad de balanza de pagos, como la
planteada por shocks de precios de las materias primas, catástrofes naturales y situaciones
de fragilidad interna.
Cómo actúan los préstamos del FMI
El FMI proporciona respaldo financiero a los países miembros que lo solicitan. En respuesta a
esta solicitud, un equipo de funcionarios técnicos del FMI evalúa con el gobierno la situación
económica y financiera del país y la magnitud de sus necesidades generales de
financiamiento y acuerda la respuesta de política adecuada.
Normalmente, antes de que el FMI pueda conceder un préstamo a un país, el gobierno de
este país y el FMI han de ponerse de acuerdo con respecto a un programa de políticas
económicas. Los compromisos asumidos por un país de adoptar determinadas medidas de
política —conocidos como condicionalidad de política económica— son, en la mayoría de los
casos, un elemento esencial de los préstamos del FMI. Los avances suelen ser examinados
supervisando la implementación de estas medidas de política. Sin embargo, en el marco de
determinados acuerdos, los países pueden utilizar los recursos del FMI sin que se imponga
dicha condicionalidad o con una condicionalidad limitada, por haber demostrado que están
comprometidos a implementar políticas sólidas (LCF y LPL); así como en el caso de acuerdos
diseñados para necesidades urgentes e inmediatas, por ejemplo, dado el carácter transitorio y