Capítulo 129 Tumores vasculares y nerviosos cervicofaciales.
Tumores benignos y malignos de partes blandas
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Los paragangliomas son neoplasias que surgen de los paraganglios extraadrenales, que son islas
celulares microscópicas provenientes de la cresta neural. Estos paraganglios tienden a distribuirse
segmentariamente y simétricamente. Cada paraganglio en la cabeza y el cuello está compuesto de
dos tipos celulares: células principales o tipo I, que poseen numerosos gránulos neurosecretores,
células sustentaculares o tipo II, similares a las células de Schwann. En la cabeza y el cuello los
paraganglios están típicamente relacionados con la vascularización arterial y los nervios craneales
(NC). Los reflejos quimiosensoriales están mediados por paraganglios como el cuerpo carotídeo.
Hay estudios que han demostrado que los cuerpos carotídeos son sensibles a los cambios en el pH y
a la tensión arterial de oxígeno. En la cabeza y el cuello, el tejido paragangliónico se encuentra
distribuido en los paraganglios laríngeos inferiores y superiores, el cuerpo carotídeo, el cuerpo
vagal y en la región yugulotimpánica.
Los paragangliomas pueden subdividirse en parasimpáticos (paragangliomas no cromafines,
paragangliomas de cabeza y cuello) y simpáticos (paragangliomas cromafines, paragangliomas
simpatoadrenales). El término de paraganglioma suele reservarse a los tumores que surgen del
tejido extraadrenal, mientras que los que surgen de la medula adrenal se denominan
feocromocitomas.
Los paragangliomas son tumores parduzcos, encapsulados, de consistencia firme. Están
constituidos por grupos de células epitelioides separadas por un estroma fibroso altamente
vascularizado. Mediante técnicas histológicas de tinción que utilizan la reacción cromafin se
descubrió la presencia de catecolaminas en bajas cantidades.
Los feocromocitomas, que se desarrollan en la médula adrenal, son histológicamente similares a los
paragangliomas, pero se diferencian de ellos en que casi siempre secretan catecolaminas. Estudios
aislados han encontrado que el porcentaje de paragangliomas secretores está alrededor del 3%. A
pesar de tratarse de un bajo porcentaje, debido a las consecuencias potencialmente mortales si
pasan inadvertidos, se recomienda una determinación preoperatoria de ácido vanilmandélico en
orina de 24 horas. Se han descrito crisis hipertensivas que pusieron en peligro la vida de pacientes
con un paraganglioma que fueron sometidos a pruebas radiológicas con contraste o intervenciones
quirúrgicas. Por esto, si la determinación urinaria de VMA es positiva, entonces deberá realizarse
un bloqueo β para prevenir esas crisis. Un punto actualmente en discusión es si se debería realizar
una determinación de serotonia en todos los pacientes o sólo en aquellos que presenten un
síndrome carcinoide (cefalea, enrojecimiento, diarrea).
Aproximadamente el 10 % de los pacientes con paragangliomas tienen antecedentes familiares; se
pueden encontrar lesiones múltiples en el 26 % de estos pacientes. Los pacientes que presentan
paragangliomas múltiples tienen un riesgo más elevado de poseer un feocromocitoma funcional y
deberían ser sometidos a una determinación de sustancias vasopresoras previa al tratamiento. De
igual manera, los pacientes con historia familiar pero sin ninguna manifestación clínica de
paraganglioma deberían someterse a un rastreo con octreótido para descartar la presencia de
múltiples lesiones no diagnosticadas clínicamente. Hoy en día se utiliza esta prueba en vez de la
arteriografía debido a su mayor sensibilidad y menor morbilidad.
Su crecimiento es lento pero inexorable. El comportamiento de los paragangliomas no es el de un
tumor benigno, ya que puede invadir estructuras vasculares, nerviosas y óseas, aunque la mayoría
de los autores les considera como tales.