DISCURSO INAUGURAL
Dra. Monique Éloit, Directora General da la OIE
El 10 de diciembre de 1948, la Declaración Universal de los Derechos Humano fue adoptada
en París. El Artículo 26 de la Declaración establece que “Toda persona tiene derecho a la
educación”.
1. La educación es un derecho, y el acceso equitativo a una educación de calidad para
todos los niños, tanto niños como niñas, es uno de los 17 objetivos de desarrollo
sostenible definidos por las Naciones Unidas.
2. La enseñanza es un componente integral del desarrollo económico y social, y Armatya
Sen, ganador del Premio Nobel de Economía en 1998, ha demostrado claramente que
el acceso a la educación es una condición para el desarrollo económico y no una
consecuencia del mismo.
3. Más específicamente, la educación científica superior es un requisito para el progreso
a través de la innovación tecnológica. Por lo tanto, en la Conferencia Mundial sobre la
Educación Superior, organizada por la UNESCO en octubre de 1998, que dio lugar a
la adopción de la Declaración Mundial sobre la Educación Superior en el siglo XXI, ya
se había señalado que la educación superior se enfrenta en todas partes a grandes
desafíos y dificultades, incluyendo lo relacionado con la financiación, la mejora y la
preservación de la calidad de la educación, y también respecto a la posibilidad de
beneficiarse de un acceso equitativo a los beneficioss de la cooperación internacional.
Por consiguiente, cualquier persona que intente abordar los problemas que enfrenta el mundo
en desarrollo debe tener en cuenta las dos realidades siguientes:
- En primer lugar, ningún problema - ya sea la escasez de alimentos o la
propagación de enfermedades - puede abordarse sin el uso de la ciencia y la
tecnología;
- En segundo lugar, la capacidad de aplicar la ciencia al desarrollo depende de las
competencias que las personas hayan adquirido y mantenido a través de un
sistema de educación superior sólido y eficaz, de y un compromiso personal con el
aprendizaje permanente.
Por lo tanto, para la OIE, el apoyo a la educación veterinaria de calidad contribuye a hacer
frente a los grandes desafíos que consisten en la lucha contra la pobreza y el hambre, a
preservar la sanidad de las poblaciones animales y a proteger el medio ambiente y la
biodiversidad.
La OIE también reconoce que para que la ciencia y la tecnología sean plenamente
consideradas en una política pública adecuada y en la toma de decisiones fundamentadas, es
necesario promover el desarrollo de competencias más allá de la ciencia biológica en áreas
como la comunicación, la economía, y las habilidades interpersonales y de negociación con el
fin de atraer y mantener el interés en el plano político.
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El mandato principal de la OIE es la mejora de la sanidad animal, y el fortalecimiento de las
capacidades de los servicios veterinarios nacionales es uno de los pilares de nuestras acciones
para cumplir con nuestro mandato. Para lograrlo, la OIE elabora normas sobre la calidad de
los Servicios Veterinarios nacionales y luego las somete a la Asamblea Mundial; dichas
normas están compiladas actualmente en la Sección 3 del
Código Terrestre
. Cabe señalar que
el Artículo 3.1.2. enumera los principios fundamentales de la calidad de los Servicios
Veterinarios, que incluyen, entre otros, el juicio profesional, imparcialidad, integridad y
objetividad.
Sin embargo, ¿cómo es posible cumplir con estos principios, si los hombres y las mujeres a
cargo de supervisar o proporcionar servicios veterinarios no tienen ni las competencias ni los
conocimientos necesarios, capacidades que solo pueden adquirirse a través de una educación
apropiada?
Por otra parte, ¿cómo podemos responder a los cambios sociales, económicos y ambientales
que han afectado las necesidades de los servicios veterinarios y la capacidad veterinaria, si no
disponemos de personal que haya recibido una educación apropiada?
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Ya en 2009, en el Prefacio del número de la Revista científica y técnica de la OIE dedicado a
la ‘Formación veterinaria en sanidad animal y salud pública en el contexto mundial’, el
Director General de la OIE hacía hincapié en el hecho de que
“Actualmente una de las
cuestiones más críticas planteadas a la medicina veterinaria y, por ende, a la educación
médica veterinaria, es cómo mejorar la salud pública veterinaria en el contexto mundial. Se
necesita introducir cambios en todos los segmentos de la formación veterinaria a nivel local,
nacional y mundial si se desea mejorar la salud pública veterinaria”.
Varias etapas para realizar los cambios necesarios se han identificados:
1. Determinar los elementos esenciales de la educación en salud pública veterinaria en el
contexto mundial para todos los veterinarios, es decir las áreas de conocimiento y
competencia en salud pública veterinaria global que todo estudiante debe poseer
cuando se gradúa, que debe servir como base esencial para los estudiantes que
tendrán que implementar las normas y directrices de la OIE;
2. Determinar las necesidades de educación para los especialistas en salud pública
veterinaria global;
3. Ayudar a los estudiantes veterinarios a entender la relación entre la medicina
veterinaria y las demás profesiones sanitarias: los veterinarios deben cooperar con
otros profesionales sanitarios, sobre todo si se va a implementar el concepto “Una sola
salud” diariamente;
4. Introducir un cambio curricular para satisfacer el desafío que implica contar con un
equipo docente reducido, una plataforma de tecnologías y conocimiento científico en
constante expansión, una amplia gama de especies animales que necesitan ser
cubiertas y una mayor cantidad de áreas críticas que deben ser consideradas. Por lo
tanto, tener en cuenta enfoques de enseñanza modernos puede proporcionar
información útil para las direcciones que podemos seguir;
5. Alentar a los estudiantes a seguir carreras de salud pública veterinaria en el contexto
mundial; quisiera compartir con ustedes una preocupación específica acerca de la
mentalidad urbana que está invadiendo progresivamente la profesión y la educación
veterinaria. Debemos mantener la educación veterinaria en animales de producción asi
como la práctica en el área rural, puesto que los veterinarios son los protagonistas
clave tanto de la sanidad animal y la medicina de la población, como de la seguridad
sanitaria de los alimentos de la granja a la mesa del consumidor;
6. Validación: una vez introducido el cambio de currículo durante un periodo de tiempo
satisfactorio, es vital realizar un análisis para determinar si ha dado los resultados
esperados. Lamentablemente, rara vez se lleva a cabo el análisis del cambio curricular
y debemos hacer esfuerzos para promover este enfoque.
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Por lo tanto, aunque la OIE no tiene un mandato para influir en la definición de la educación
veterinaria y su evaluación, las que son competencias de las universidades o los
Organismos
estatutarios
, para la Organización es importante poder proporcionar a los decanos y profesores
a cargo de la educación veterinaria orientaciones sobre los requisitos específicos relativos a
las actividades de los Servicios Veterinarios. El grupo de trabajo creado para este asunto pudo
concretar estas orientaciones entre 2010 y 2012, y las directrices y recomendaciones están
disponibles desde 2013.
La educación veterinaria de calidad es, por consiguiente, un componente esencial de toda
estrategia destinada a fortalecer la gobernanza de los Servicios Veterinarios.
Quisiera recordar que en los últimos años, la OIE ha emprendido una serie de acciones que
conjuntamente responden a este objetivo de un buena gobernanza:
- La elaboración de normas, y en particular, la Sección 3 del
Código Terrestre
y sus
Capítulos 3.1. y 3.2. sobre la evaluación de los Servicios Veterinarios, a la que ya he
aludido;
- La creación y la implementación del procedimiento para la evaluación de los Servicios
Veterinarios nacionales (el 'Proceso PVS') con sus diversos componentes: por
consiguiente, uno de los cuatro pilares de la evaluación se destina completamente a
los recursos humanos, y en especial la Sección 1-2 sobre las competencias de
veterinarios y paraprofesionales de veterinaria respecto de su formación inicial y
continua;
- Los programas de hermanamiento que existen para laboratorios, establecimientos de
educación veterinaria y Organismos veterinarios estatutarios.
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Señoras y señores:
Tras haber recordado este contexto general, expondré brevemente los temas tratados en las
últimas tres Conferencias mundiales organizadas por la OIE y los avances conseguidos.
En la primera conferencia mundial, celebrada en París en octubre de 2009, se obser
que no había una comprensión común de lo que son los veterinarios. Tras este primer
evento, se convocó al grupo
ad hoc
para tratar algunas de las recomendaciones de la
conferencia, entre ellas el establecimiento de una serie de competencias, válidas a
escala universal, para veterinarios recién licenciados.
En la 2.a Conferencia, organizada en Lyon en mayo de 2011, se recibieron distintas
observaciones, por ejemplo cómo evaluar si las competencias establecidas se estaban
implementando. Se desarrolló el modelo de plan de estudios con miras a ayudar a
integrar las competencias mínimas en la enseñanza. Asimismo, a partir de la
experiencia del programa de la OIE de hermanamiento entre laboratorios, se inició el
hermanamiento entre EEV para ayudar a los países en desarrollo a armonizar su
currículo con las competencias mínimas iniciales y el modelo de plan de estudios de
veterinaria.
En la tercera conferencia, realizada en Foz de Iguazú en diciembre de 2013, una
buena parte de la discusión se centró en el uso de las herramientas (competencias
mínimas de los veterinarios recién licenciados, plan de estudios básicos de formación
veterinaria y programa de hermanamiento entre EEV) y en el refuerzo de la función de
los organismos veterinarios estatutarios (OVE) en la tarea de apoyar una mejor
enseñanza veterinaria.
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Esta cuarta conferencia sobre educación veterinaria organizada por la OIE está destinada a
volver a examinar la aplicación de las directrices de la OIE que se han desarrollado para
garantizar la excelencia de la profesión veterinaria.
Así pues, la Conferencia permitirá:
hacer el seguimiento de las recomendaciones aprobadas durante las conferencias
anteriores, organizadas en París, Lyon y Foz de Iguazú;
analizar la situación actual de la educación veterinaria en el mundo, incluyendo el uso
de las recomendaciones de la OIE sobre las competencias mínimas que se esperan de
los veterinarios recién licenciados y las directrices de la OIE sobre el plan de estudios
básicos de educación veterinaria;
La Conferencia también nos dara la oportunidad de:
debatir la manera en que los organismos de acreditación de EEV toman en cuenta las
directrices y recomendaciones de la OIE;
evaluar las experiencias de los Países Miembros de la OIE en el ámbito de la
enseñanza veterinaria, en particular de los proyectos de hermanamiento entre EEV; y
la forma de mejorar los procedimientos de hermanamiento, de ser necesario.
Además, las sesiones específicas permitirán el debate sobre:
las necesidades y prioridades futuras y la forma de reforzar la educación veterinaria a
partir de relaciones más cercanas entre autoridades veterinarias, EEV y OVE;
considerar si algunas disciplinas "no veterinarias" también deben ser enseñadas a fin
de mejorar las habilidades y la comprensión de los veterinarios, como el liderazgo, la
comunicación y la economía, y no solo durante la formación inicial, sino también
durante la educación continua.
Y por último, se analizará una cuestión muy importante, a saber, las medidas que han de
adoptarse para armonizar y mejorar las competencias de los paraprofesionales de veterinaria
que trabajan bajo la responsabilidad y la supervisión de los veterinarios.
De hecho, como se indicó durante la conferencia regional que se organizó en Pretoria en
octubre de 2015, los paraprofesionales de veterinaria llevan a cabo una amplia gama de
actividades en las distintas etapas de la cadena de producción alimentaria, trabajando no solo
con los productores, sino también en los mataderos y las plantas de proceso, sin olvidar los
laboratorios de diagnóstico. En muchos países, el papel fundamental que desempeñan es
evidente, gracias a su contacto diario con otros profesionales: proporcionan un valioso apoyo a
los veterinarios, cuyo número suele ser insuficiente para cubrir todas sus misiones
relacionadas con la sanidad animal o con la salud pública veterinaria. Por consiguiente, es
importante considerar su nivel de formación inicial y las competencias mínimas que deben
adquirir a través de sus planes de estudio.
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