Esta cuarta conferencia sobre educación veterinaria organizada por la OIE está destinada a
volver a examinar la aplicación de las directrices de la OIE que se han desarrollado para
garantizar la excelencia de la profesión veterinaria.
Así pues, la Conferencia permitirá:
hacer el seguimiento de las recomendaciones aprobadas durante las conferencias
anteriores, organizadas en París, Lyon y Foz de Iguazú;
analizar la situación actual de la educación veterinaria en el mundo, incluyendo el uso
de las recomendaciones de la OIE sobre las competencias mínimas que se esperan de
los veterinarios recién licenciados y las directrices de la OIE sobre el plan de estudios
básicos de educación veterinaria;
La Conferencia también nos dara la oportunidad de:
debatir la manera en que los organismos de acreditación de EEV toman en cuenta las
directrices y recomendaciones de la OIE;
evaluar las experiencias de los Países Miembros de la OIE en el ámbito de la
enseñanza veterinaria, en particular de los proyectos de hermanamiento entre EEV; y
la forma de mejorar los procedimientos de hermanamiento, de ser necesario.
Además, las sesiones específicas permitirán el debate sobre:
las necesidades y prioridades futuras y la forma de reforzar la educación veterinaria a
partir de relaciones más cercanas entre autoridades veterinarias, EEV y OVE;
considerar si algunas disciplinas "no veterinarias" también deben ser enseñadas a fin
de mejorar las habilidades y la comprensión de los veterinarios, como el liderazgo, la
comunicación y la economía, y no solo durante la formación inicial, sino también
durante la educación continua.
Y por último, se analizará una cuestión muy importante, a saber, las medidas que han de
adoptarse para armonizar y mejorar las competencias de los paraprofesionales de veterinaria
que trabajan bajo la responsabilidad y la supervisión de los veterinarios.
De hecho, como se indicó durante la conferencia regional que se organizó en Pretoria en
octubre de 2015, los paraprofesionales de veterinaria llevan a cabo una amplia gama de
actividades en las distintas etapas de la cadena de producción alimentaria, trabajando no solo
con los productores, sino también en los mataderos y las plantas de proceso, sin olvidar los
laboratorios de diagnóstico. En muchos países, el papel fundamental que desempeñan es
evidente, gracias a su contacto diario con otros profesionales: proporcionan un valioso apoyo a
los veterinarios, cuyo número suele ser insuficiente para cubrir todas sus misiones
relacionadas con la sanidad animal o con la salud pública veterinaria. Por consiguiente, es
importante considerar su nivel de formación inicial y las competencias mínimas que deben
adquirir a través de sus planes de estudio.