III Seminario Internacional Desigualdad y Movilidad Social en América Latina
Bariloche, 13 al 15 de mayo, 2015
Título: Manifestaciones de la desigualdad en la Niñez, Adolescencia y Juventud: el caso de los
trabajadores callejeros de la ciudad de La Plata
Autores: Ma. Eugenia Rausky (CIMeCS-IdIHCS/UNLP-CONICET), Ma. Laura Crego(CIMeCS-
IdIHCS/UNLP-CONICET), Ma. Laura Peiró (CIMeCS-IdIHCS/UNLP-CONICET), Javier Santos
(CEREN-CIC y CIMeCS-y IdIHCS/UNLP-CONICET)
Introducción
Esta ponencia tiene como propósito compartir los primeros resultados deun censo sobre niños/as,
adolescentes y jóvenes que trabajan y/o viven en la calle en el casco urbano de la ciudad de La Plata
(capital de la provincia de Buenos Aires), llevado adelante en noviembre de 2014. El trabajo se
enmarca en una investigación más amplia que tiene como objetivo reconocer la magnitud y las
particularidades del fenómeno en cuestión.
Las preguntas más importantes que orientan dicha investigación refieren a una búsqueda por
reconocercuántos sujetos se encuentran bajo esta condición,qué actividades desarrollan,cómo se han
constituido sus trayectorias vitales (laborales, educativas, familiares, etc.), qué tipos de usos hacen
del espacio público, qué vínculos tejen allí, qué diferencias aparecen entre quienes viven y trabajan
en la calle y entre quienes sólo trabajan allí, entre otras.
En el momento inicial de delimitación del problema y comienzo del diseño de la investigación dos de
las primeras cuestiones que surgieron fueron ¿por qué estudiar este fenómeno? ¿cuál es su
importancia sociológica actual? Fue allí donde inevitablemente se volvió necesario poner en contexto
la cuestión.
En la ciudad de La Plata, al igual que en otras urbes del país –pequeñas, medianas y grandes– tras la
crisis de 2001/2002 se observaba una importante cantidad de personas de diferentes grupos de edad
–niños, jóvenes, adultos y adultos mayores– que desplegaban una variada gama de actividades
ligadas a la obtención de ingresos en la vía pública. Ahora bien, esta tendencia no se mantuvo
estable en el tiempo, ya que la reactivación de la economía, la activación del mercado de consumo
interno y la implementación de un conjunto de políticas públicas tendientes a paliar los efectos
devastadores de la crisis tuvieron un efecto rápido y concreto sobre las condiciones de vida de la
población tras una buena parte de la gestión kirchnerista. Uno de los principales aspectos a destacar
en relación con nuestro problema de investigación se relaciona con el aumento de los niveles
ISSN 2362-4094 - web: http://seminariosms.fahce.unlp.edu.ar
generales de empleo, el descenso del trabajo infantil y adolescente y la mejora en los indicadores de
inserción económica de los jóvenes.
Estadísticas nacionales publicadas en un informe del Ministerio de Trabajo, Empleo y Seguridad
Social de la Nación demuestran un importante descenso de la población infantil trabajadora entre
2004 y 20121. Este informe destaca como una de las conclusiones más relevantes que el trabajo
infantil prohibido por la legislación vigente alcanzaba en 2012 al 3% de los niños/as y adolescentes
entre 5 y 15 años, visibilizándose un descenso en la incidencia de esta problemática de un 56% entre
2004 y 2012 y haciendo que la tasa de trabajo infantil cayera del 7,8% al 3,4%. Otro aspecto
destacado al comparar el mismo período es el cambio en el tipo de actividad laboral en la que se
insertan los niños/as y adolescentes: mientras que en 2004 el cartoneo y la venta en la vía pública
aparecían muy difundidas entre los más pequeños, en 2012 se destacaban con fuerte presencia la
participación en talleres y comercios (MTEySS, 2014).
En el caso de los adolescentes, el 16,8% de quienes tenían en 2012 entre 16 y 17 años realizaba
alguna actividad económica, porcentaje que implica alrededor de 225 mil adolescentes que
trabajaban en el total urbano nacional. La comparación con el año 2004 da cuenta de un descenso
cercano al 17% (Ibid).
Para el caso de los jóvenes, si se analizan comparativamente los datos correspondientes a la EPH
para los años 2004 y 20122, se visualiza que la tasa de desocupación de los jóvenes entre 18 y 24
años se redujo del 28,7% al 20,3% entre 2004 y 2012, y que en el mismo período los jóvenes
asalariados que contaban con descuento jubilatorio en su empleo ascendieron del 32% al 41,4%3.
A pesar de haber seguido estas tendencias generales, desde hace un tiempo a esta parte en la
ciudad de La Platavolvió a observarseuna proliferación de población infantil, adolescente y juvenil que
se ubicaba en las calles y desarrollaba estrategias de diverso tipo a fin de obtener ingresos y otros
bienes para sobrevivir. En este nuevo escenario es que se volvió a instalar la pregunta por estos
grupos de chicos: ¿cuántos son? ¿por qué lo hacen? ¿qué encuentran en la calle?.No era posible
sustentar estas observaciones con datosmuy precisos, ya que nunca se había hecho en la ciudad un
estudio sistemático y riguroso volcado a captar de manera específicael fenómeno del trabajo
1 El informe procesa datos provenientes de un módulo con preguntas específicamente diseñadas para captar trabajo infantil
y adolescente -comprendiendo la franja que va de los 5 a los 17 años- denominado Módulo de Actividades de Niños/as,
adolescentes, Niñas y Adolescentes (MANNyA). El mismo se anexó al relevamiento de la Encuesta Anual de Hogares
Urbanos llevada a cabo en el tercer trimestre del año 2012 en el total urbano nacional. El operativo fue realizado por el
INDEC y las Direcciones Provinciales de Estadística.
2 Datos correspondientes a la Encuesta Permanente de Hogares Continua del INDEC, 3º trimestre de 2004 y 3º trimestre de
2012, total de aglomerados urbanos. Elaboración propia a partir de las bases disponibles para procesamiento con la
aplicación REDATAM en la página web del INDEC: http://www.indec.mecon.ar/bases-de-datos.asp
3 Cabe destacar, igualmente, que estas mejoras en la situación ocupacional juvenil -si bien importantes- fueron
comparativamente menores que las que se produjeron en el mercado de trabajo para la población adulta: aunque la tasa de
desocupación juvenil se redujo en una proporción relativamente mayor que la de los adultos, continuó con valores mayores
al triple en comparación con éstos (mientras la tasa de desempleo de los jóvenes entre 18 y 24 años se redujo del 28,7% al
20,3% entre 2004 y 2012, la tasa de desempleo de los adultos entre 25 y 65 años lo hizo del 9,6% al 5,4%). Asimismo, si
bien mejoró la percepción del beneficio jubilatorio de los jóvenes asalariados, estos porcentajes continuaron siendo
sustancialmente menores a los de los adultos, que pasaron del 57,7% al 70,1% en el mismo período.
callejero, pero lo cierto es que volvieron a observarse núcleos de trabajadores dispersos en varios
puntos de la ciudad4.
Como es sabido, las diferencias socio-económicas de los hogares generan un acceso diferencial a los
derechos más básicos, conformando también–entre otras cuestiones– modos particulares de transitar
las etapas del curso de vida. Se asume que el análisis del trabajo callejero que aquí se estudia,
prohibido –para los niños/as– y, por su informalidad,carentede protección –para los adolescentes y
jóvenes–representa una “ventana” desde la cual observar la persistencia de ciertas desigualdades en
estos grupos de edad. Si bien para reconstruir la trama que ubica a sujetos en posiciones desiguales
hace falta un análisis relacionalque combine una mirada multidimensional y en la que se articule tanto
el estudio de las condiciones concretas de existencia como los procesos más generales que la
explican, esta investigación representa un primer puntapié para empezar a pensar y delinear cómo se
configura el mapa de la desigualdad en la ciudad de La Plata para estos grupos de edad.
2. Decisiones metodológicas
Para llevar adelante el estudio, la primera tarea fue la revisión crítica de investigaciones de similares
características, analizando -entre otras cosas-los diseños metodológicos utilizados y las definiciones
conceptuales y operativas. Las principales fuentes dereferencia han sido investigaciones
latinoamericanas, particularmente un censo conducido en Ciudad de México (UNICEF, 2000),
europeas –en especial las francesas (Firdion, Marpsat y Mauger, 2000; Marpsat y Firdion, 2001;
Marpsat, Firdion y Meron, 2000, Marpsat y Firdion 1998, Marpsat, 2008a y Marpsat 2008b)– y
norteamericanas (Burt, et. al, 1999; Pergamit et. al, 2013).
Con respecto a las definiciones operativas, se hará mención aquí sólo a las dos principales: trabajo
infantil/adolescente/juvenil y espacio público.
Al estudiar diferentes grupos etarios -niños/as, adolescentes y jóvenes- se planteó la necesidad de
diferenciar su situación jurídica ya que el niño se encuentra jurídicamente amparado frente al trabajo,
el adolescente protegido y el joven habilitado para insertarse en el mundo laboral. De acuerdo con
4Sumado a esta cuestión, unos años antes -hacia el año 2008- una serie de acontecimientos vinculados con un
grupo de chicos que dormían en la calle (en una de las dos plazas principales de la ciudad, la Plaza San Martín)
visibilizaron y llevaron a problematizar públicamente la cuestión de los chicos en situación de calle, al punto tal
que un conjunto de actores provenientes de diversas instituciones y organizaciones de la sociedad civil
impulsaron una “olla popular” en defensa de los derechos de estos niños. Ese mismo año, el municipio de La
Plata realizó un relevamiento sobre “chicos en situación de calle” en el que -según los pocos datos a los que se
pudo acceder- se registraron 90 niños/as y adolescentes en situación de calle y 120 casos de niños/as,
adolescentes y madres acompañadas por niños menores de 18 años en diferentes zonas del casco urbano. De
los casos relevados, un 36% tenía entre 11 y 14 años, un 24% entre 6 y 10 años, un 22% más de 18 años, el
11% entre 0 y 5 años y el 7% de 15 a 17 años. La distribución por sexo era de 67% de varones y un 33% de
mujeres. Otro dato interesante es que la mayoría provenía de barrios de la ciudad de La Plata o partidos
aledaños (informe de la municipalidad de La Plata citado porTalamonti, 2013). Los datos que se mencionan
resultan confusos en la fuente original, ya que no se explicitan las diferencias entre “chicos en situación de
calle” y aquellos que se encuentran en distintas zonas del casco urbano, ni a qué totales refieren los
porcentajes. No obstante ello, como es la única fuente de información sobre el tema, se prefirió hacer mención a
los datos.
ello las definiciones sobre trabajo infantil, adolescente y juvenil fueron delimitadas con base en dos
criterios: uno referido a la edad cronológica –criterio que se ajusta a las normativas vigentes–, el otro
referido al tipo de actividades que se contemplan. Así, se consideró trabajo infantil a aquel
desarrollado por quienes tienen menos de 16 os de edad, trabajo adolescente al que se lleva a
cabo por quienes tienen entre 16 y 17 años, y trabajo juvenil a aquel que se realiza por quienes
integran la franja que va de los 18 a los 24 años. Se asumió que si de lo que se trata es de captar
actividades laborales que se desarrollan en la vía pública, en principio se requiere de un encuadre lo
suficientemente amplio como para visibilizar la variabilidad de las mismas, por eso se contemplaron
todas las actividades generadoras de ingresos (monetarios o no monetarios) ligadas a la producción
de bienes, servicios y el limosneo. Fueron excluidas la prostitución y el delito5.
Una operacionalización inspirada en el reconocimiento de las características del campo y en los
propios intereses de la investigación, llevó entonces a incluir dentro de la variable trabajo a todas
aquellas actividades informales que se desarrollan en la vía pública. Esto comprende vendedores
ambulantes (de ropa, flores, productos de limpieza, artículos comestibles, etc.) que circulen por las
calles; manteros (quienes fijan un puesto informal y temporario para la venta de distintas clases de
productos: alimentos elaborados, frutas y verduras, antigüedades, libros, CDs, bijouterie, objetos
ligados a coyunturas específicas: banderas, camisetas de fútbol, etc.); ciudacoches/lavacoches;
limpiavidrios; lustrabotas; malabaristas y demás artistas callejeros (músicos, estatuas vivientes, etc.),
carreros; changarines de jardinería; y por último a quienes piden limosnas. Si bien cabe destacar que
hay otras tantas actividades que se llevan a cabo en la calle y bajo condiciones de precariedad, como
lo puede ser la labor de los canillitas6, de los vendedores de comidas elaboradas instalados en
puestos habilitados por el municipio o los feriantes, no son incluidos en esta definición por considerar
que su trabajo se desarrolla bajo alguna relación de dependencia formalizada o bajo algún tipo de
regulación municipal, acarreando otro tipo de características.
5 La primera por tratarse, en el caso de los niños/as y adolescentes, de violaciones de los derechos humanos y delitos de
lesa humanidad, entendiendo que en estas actividades no hay proceso de trabajo alguno dado que la relación se establece
por vía de la coerción y tiene un profundo significado de degradación del ser humano (Kohen, 2004); el segundo por
considerar que estaríamos entrando en otro orden de problemas sociológicos. Incluso quienes se dedican a estudiar
sociológicamente el delito entienden que definirlo es en sí mismo problemático, obligándonos a entrar en el complejo terreno
de las tipologías, referidas a las acciones que son consideradas como tales, como a la clase de actores que las cometen, al
margen de tomar en cuenta además el inevitable problema del relativismo cultural trasladado a la consideración del delito
(Míguez, 2008). Se coincide en remarcar que el delito es la parte visible de otros procesos menos evidentes y de más vasto
alcance (Kessler, 2006), que si bien en algunos aspectos pueden ser los mismos que subyacen al problema del trabajo
callejero, también tiene sus dinámicas específicas.Si bien se asume que tanto una como otra son actividades generadoras
de recursos (y que los mismos actores pueden combinar temporalmente alguna de ellas con otro tipo de trabajo en la calle),
requieren para su abordaje un conjunto de interrogantes y dispositivos particulares ligados a su especificidad. No se trata
tanto de plantear dificultades metodológicas ligadas a la accesibilidad (por creerlos fenómenos impenetrables), pero por
reconocerlos como objetos que requieren para su aproximación de otra clase de preguntas. No obstante ello, tal decisión no
excluye que entre los interrogantes de la segunda etapa de la investigación no se contemplen esta clase de actividades,
sólo que ni serán analizadas en tanto trabajo, ni tampoco serán estudiadas en su cabal profundidad tal como lo haría
cualquier especialista en temas de delito y aproximaciones a la prostitución en chicos/as.
6 Vendedores de diarios y revistas en puestos habilitados.
Por otro lado, la noción de espacio público quedó delimitada comolugares “a cielo abierto” tales como
calles, avenidas, diagonales, plazas, parques, plazoletas, rotondas y ramblas, incluyendo el segmento
de edificios públicos en el margen que comprende la línea municipal y las paredes que delimitan su
construcción, y excluyendo el interior de edificios blicos como ministerios, facultades, estación de
trenes, ómnibus, transporte público, etc.
Conforme el tipo de interrogantes que desde la investigación se fueron planteando, se vio la
necesidad de pensar en la articulación metodológica, optando por un diseño mixto secuencial en dos
fases (Teddlie y Tashakori, 2006) para el abordaje in situ del trabajo en el espacio público de los
niños/as, adolescentes y jóvenes.
El diseño mixto secuencial está basado en estrategias cuantitativas y cualitativas, remite
específicamentea una propuesta de indagación que aborda el objeto de estudio en distintas fases
(dos) en donde las estrategias metodológicas se integran. Es importante resaltar que cada fase es
entendida como una unidad en donde se articulan instancias de conceptualización (decisiones en
torno al qué –objetivos, preguntas de investigación–), metodológicas (decisiones de selección,
recolección y análisis) y de inferencia (asociadas con las explicaciones, comprensiones,
descripciones que incluye a la teoría emergiendo, explicaciones e inferencias). Así, la propuesta de
nuestra investigación se reconoce como multifase en tanto aborda más de una fase (en específico se
trata de dos fases) e instancias articuladas en donde los procedimientos y técnicas de producción de
información de corte cualitativo y cuantitativo entran en integración. El tipo de implementación de la
propuesta es secuencial y esto implica asumir que los procedimientos metodológicos de la
investigación no se darán concurrentemente sino de manera sucesiva en cada fase. En este sentido,
la fase siguiente emerge de la anterior y es retroalimentada por ésta. De este modo, la investigación
en curso se desarrolla en dos fases: la primera, de tipo cuali-cuantitativa con énfasis cuantitativo
(CUAL/CUAN+), y la segunda cuanti-cualitativa con énfasis cualitativo (CUAN/CUAL+).
De las dos fases del estudio, la primera, el “mapeo” ya ha sido efectuada. Desde la misma se buscó
dar cuenta de la totalidad de lugares en el espacio público donde la práctica laboral discurre, así
como observar, relevar, contabilizar el volumen y las características observables del trabajo
infantil/adolescente/juvenil y de los sujetos que lo realizan, como insumo sustantivo para el
cartografiado social del fenómeno, la sensibilización sobre los interrogantes e hipótesis, así como
para la generación de un marco muestral de referencia para la fase 2 –a realizarse–.
En esta primera fase del estudio las herramientas diseñadas para la producción de la información
fueron dos: una orientada a detectar casos de trabajo callejero y otra para recuperar situaciones de
personas sin techo7–. La mayor parte de los ítems se podían completar a partir de la observación y de
7 Cabe señalar que el registro de la situación de aquellos niños/as, adolescentes y jóvenes que se encuentran durmiendo en
la calle responde al supuesto según el cual entendemos que para la reproducción de su vida cotidiana–sea porque viven en
ella permanente o intermitentemente- recurren a la realización de actividades generadoras de ingresos en el campo del
trabajo informal en el espacio público. Los estudios abocados a detectar y caracterizar a las personas que se encuentran en
dicha circunstancia, parten de nociones más amplias al respecto de lo que es estar en situación de calle, por ejemplo
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