Se puede observar una clara diferencia entre las regiones del norte y del sur en cuanto a mortalidad por
CaP se refiere. La mortalidad por CaP es relativamente más alta en las regiones escandinavas, Bélgica,
Holanda y en algunas regiones francesas. Los países mediterráneos junto con Bulgaria, Hungría y
Rumanía tienen una mortalidad inferior a la media europea. La tasa de mortalidad por CaP española se
encuentra entre las más bajas junto con Grecia e Italia.
Datos más recientes nos demuestran que la mortalidad por CaP se ha nivelado desde 1990 en la mayoría
de países del oeste y del norte de Europa (Bosetti et al3) . Entre 2005 -2008, los países Bálticos y los
países nórdicos tenían el porcentaje más alto de mortalidad por CaP. En cambio, los países
pertenecientes a la federación rusa y otros del centro y del este de Europa tenían los porcentajes más
bajos como por ejemplo Italia (<10 por 100.00 habitantes).
En Estados Unidos, según los datos aportados por el Surveillance Epidemiology and End Results
(SEER) del National Cancer Institute, en el periodo comprendido entre el 2004 y 2008, la incidencia del
CaP fue de 156/100.000 habitantes/ año y en términos de mortalidad fue de 24,4/100.000/ año. La edad
media de los varones fallecidos por CaP fue de 80 años4.
1.1.2 Incidencia del CaP en España y situación respecto a otros países europeos
La incidencia de CaP en España se encuentra, junto a Grecia, entre las más bajas de la Unión Europea
tal y como nos muestra la Figura 2.
Sin embargo, la incidencia del CaP en España se ha visto incrementada por 4 hechos fundamentales: el
aumento de la esperanza de vida, la utilización del PSA, la mejora de los métodos diagnósticos de
imagen y los nuevos esquemas para la biopsia prostática.
Durante las tres últimas décadas se ha modificado el escenario de presentación del CaP. Desde la
introducción del antígeno prostático específico o PSA en 1986, el CaP se diagnostica en varones más
jóvenes, en estadios más precoces y con tumores localizados u organoconfinados de menor volumen y
grado. Esto genera por una parte un incremento de la incidencia del cáncer, pero también una mejora de
la supervivencia al tratarse de tumores con un mejor pronóstico5.
Figura 2. Incidencia y mortalidad por CaP para los diferentes países europeos