Español

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TD/B/60/7
Naciones Unidas
Conferencia de las Naciones Unidas
sobre Comercio y Desarrollo
Distr. general
4 de julio de 2013
Español
Original: inglés
Junta de Comercio y Desarrollo
60º período de sesiones
Ginebra, 16 a 27 de septiembre de 2013
Tema 3 del programa provisional
Segmento de alto nivel: tras doblar la curva:
la UNCTAD y las nuevas pautas de crecimiento
para el comercio y el desarrollo
Nota de la secretaría de la UNCTAD
Resumen
Varios países en desarrollo se han erigido en nuevos impulsores del crecimiento
económico mundial. Este "auge del Sur" ha venido acompañado de un crecimiento de los
flujos de comercio e inversión entre los países en desarrollo. Sin embargo, gran parte de
este crecimiento sigue estando vinculado a la suerte de los países desarrollados. El largo
período previsto de lento crecimiento en los países desarrollados obliga a los responsables
políticos a buscar otras alternativas. A nivel internacional, es preciso volver a regular el
sistema financiero internacional y poner coto a la invasión por las disciplinas multilaterales
y los acuerdos bilaterales de comercio e inversión del espacio de políticas de los países en
desarrollo. A nivel nacional, unas políticas macroeconómicas apropiadas, junto con una
política industrial y unas políticas activas del mercado de trabajo, pueden contribuir a
impulsar el empleo generado por el crecimiento y a aumentar la parte correspondiente a los
salarios, fomentando así un crecimiento incluyente. Es preciso que los países productores
de productos básicos obtengan una parte justa de las rentas generadas por los recursos y
puedan adoptar decisiones sobre medidas de ahorro e inversión que mejoren la
diversificación de su economía, en particular mediante el fomento de los eslabonamientos.
Asimismo, es preciso coordinar medidas internacionales para eliminar las causas de la
volatilidad excesiva de los precios de los productos básicos y para contener sus efectos
adversos.
GE.13-50971 (S)
300713
030813
TD/B/60/7
I.
La nueva geografía del crecimiento, la producción, el
comercio y la financiación
1.
La forma de la economía mundial ha cambiado de manera significativa en las dos
últimas décadas. Varios países y regiones en desarrollado se han erigido en nuevos
impulsores del crecimiento económico mundial. Esta nueva geografía mundial del
crecimiento se ha combinado con los cambios en la manera en que se organiza la
producción mundial, así como con las nuevas pautas del comercio, la inversión, las finanzas
y la innovación.
2.
La diferencia entre el crecimiento medio de los países en desarrollo y de los países
desarrollados ha aumentado considerablemente en los tres últimos decenios: alrededor
de 2,5 puntos porcentuales en los años noventa, más de 4,5 puntos en el período de rápido
crecimiento mundial entre 2004 y 2007, y cerca de 5 puntos porcentuales en el período
2008-2012. El crecimiento más rápido registrado en los países en desarrollo es la causa de
que la contribución de este grupo de países al crecimiento mundial haya pasado de ser
aproximadamente un tercio en los años noventa a casi el 90% en los cinco años últimos.
3.
No todos los ciudadanos se han visto beneficiados por ese crecimiento económico.
Está bien documentado el rápido aumento de la desigualdad de ingresos en los países
desarrollados en los tres últimos decenios. En particular, este rasgo pone de manifiesto el
considerable aumento de la proporción de ingresos correspondiente a los perceptores de
retribuciones más altas, así como una reducción del grupo de ingresos medios, que se
caracteriza por la disminución del sueldo y la pérdida de empleo de los trabajadores de
ingresos medios en comparación con otros trabajadores. En las regiones en desarrollo, las
tendencias en la distribución del ingreso han ido divergiendo desde el cambio de milenio,
sobre todo en Asia, donde la desigualdad es generalmente menor que en otras regiones en
desarrollo: la desigualdad ha aumentado desde la década de los ochenta, tanto en la
disparidad de ingresos en todos los grupos de ingresos como en la participación de los
grupos de rentas más altas en el ingreso total. Sin embargo, esta mayor desigualdad se ha
visto acompañada por un rápido crecimiento económico. Por el contrario, en América
Latina y en algunas partes de África y el Asia Sudoriental la disparidad de ingresos se ha
reducido en la última década. Todo ello ha tenido lugar en el contexto de una mejora de las
condiciones externas, especialmente de la subida de los precios internacionales de
productos básicos, y de la reducción de la carga del servicio de la deuda. Algunos países
ricos en recursos naturales, en especial de América Latina, han logrado transformar las
ganancias derivadas de la mejora de la relación de intercambio en un aumento amplio de los
ingresos en el conjunto de la economía desde el año 2002, lo que ha permitido reducir las
disparidades de ingresos. Eso se ha logrado gracias al aumento de los ingresos fiscales y de
unas políticas fiscales e industriales precisas, que han ayudado a crear empleos de buena
calidad fuera del sector de los productos básicos.
4.
Las diferencias entre países en cuanto a la evolución de la desigualdad interna de
ingresos ponen de relieve la necesidad de evaluar la desigualdad en el mundo basándose en
las diferencias en los niveles de ingresos ponderados en función de su población, tanto
entre los países como dentro de cada país. El desglose de la desigualdad con arreglo a este
criterio muestra que en 2008 tres cuartas partes aproximadamente de la desigualdad total
era consecuencia de las diferencias entre países, mientras que el resto se debía a las
diferencias en el interior de los países. Una comparación del ingreso per capita de los 15
países más ricos con el de los 15 más pobres en los últimos decenios confirma la
ampliación de la diferencia: los ingresos de los países más ricos eran 44 veces mayores que
los de los más pobres en el decenio de los ochenta, 52 veces en los años noventa y 60 veces
2
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en el primer decenio del siglo XXI. Sin embargo, se ha producido un cambio de tendencia
en el último decenio, al pasar esta ratio de 62,3 en 2000 a 55,8 en 20091.
5.
Gran parte del crecimiento reciente de los países en desarrollo es resultado de unas
estrategias orientadas a la exportación, dirigida principalmente a los países desarrollados. El
papel cada vez más importante adquirido por el reparto mundial de la producción,
organizado en torno a las cadenas de valor mundiales, ha sido un elemento importante de
esa estrategia. En este contexto, la integración de China en la economía mundial ha sido
muy significativa, ya que este país se ha erigido en el principal fabricante del mundo y ha
conseguido sextuplicar su participación en la producción manufacturera mundial en los dos
últimos decenios. Las actividades manufactureras son también más prominentes en muchos
otros países en desarrollo, especialmente de Asia. Por el contrario, África y algunas partes
de América Latina se han visto afectadas negativamente por la desindustrialización con
respecto a su situación en los años ochenta.
6.
La creciente importancia del comercio Sur-Sur dentro de los intercambios mundiales
se ha visto acompañada de cambios en las pautas del crecimiento y producción mundiales.
Si bien el grueso del comercio Sur-Sur de manufacturas ha consistido en bienes de
producción intermedios y ha estado vinculado al reparto mundial de la producción, África y
algunos países de América Latina han experimentado un incremento creciente de sus
exportaciones de productos primarios a economías asiáticas que se encuentran en una
rápida fase de industrialización y urbanización. La aceleración del comercio Sur-Sur ha
coincidido también con un aumento de los flujos de inversión extranjera directa entre países
en desarrollo.
7.
La importancia relativa de los países en desarrollo como receptores de flujos
internacionales de capital ha cambiado significativamente en las últimas décadas.
Experimentó una expansión entre 1976 y 1982 y otra entre 1991 y 1996, seguida en ambos
casos de una abrupta caída. Los países en desarrollo alcanzaron su mayor participación en
los flujos mundiales de capitales en el período 2008-2011 y en África y América Latina, así
como China, los niveles correspondientes a 2010-2011 superaron los niveles previos a la
crisis. La composición de los flujos de capital hacia los países en desarrollo ha cambiado
considerablemente y los flujos de fuentes privadas son más importantes que los oficiales.
Una entrada masiva de capitales sigue siendo un problema para los países en desarrollo,
sobre todo porque sus monedas se suelen apreciar y generan una burbuja de crédito en el
país, y también porque tras una gran afluencia a menudo se produce un retroceso agudo y
abrupto, que, a veces, da lugar a crisis financieras2.
8.
La difusión mundial de las tecnologías de la información y las comunicaciones ha
ampliado el alcance de la transferencia de conocimientos y la ubicación de la innovación.
Los países en desarrollo han aumentado considerablemente sus inversiones en capital
humano, así como en ciencia y tecnología. Algunos de ellos han aumentado drásticamente
su número de patentes registradas. Aunque en muchos mercados menos desarrollados el
número de solicitudes de patentes no es el indicador más informativo sobre las actividades
innovadoras relacionadas con el desarrollo, sí que es un dato que hay que tener en cuenta.
Es en esos campos donde persisten las mayores diferencias con los países desarrollados. A
fin de facilitar la transformación estructural y la modernización tecnológica los países
tienen que crear capacidades nacionales para permitir a las personas, las empresas y las
organizaciones participar en los procesos de aprendizaje3. En este contexto, los gobiernos
deben intentar adoptar políticas que ayuden a ampliar oportunidades de ese tipo de
1
2
3
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Informe sobre el Comercio y el Desarrollo 2012, UNCTAD.
Informe del Secretario General de la UNCTAD a la XIII UNCTAD "La globalización orientada al
desarrollo: hacia vías de desarrollo sostenibles e incluyentes", documento UNCTAD(XIII)/1 de 2012.
Informe sobre la Economía de la Información 2012, UNCTAD.
3
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aprendizaje, sobre todo en las nuevas industrias que ofrecen amplias perspectivas en este
sentido. El sector del software es ese tipo de industria. En cuanto a tecnología de fines
múltiples, el software tiene numerosas aplicaciones en el conjunto de la economía y la
sociedad. También se caracteriza por no requerir una inversión inicial excesivamente alta y
es muy probable que siga siendo un sector de mucho interés en el futuro.
9.
No obstante, los países en desarrollo están siendo testigos de la aceleración de la
demanda interna, especialmente del gasto de las familias en bienes de consumo, que
proporciona fuertes incentivos para que las empresas nacionales se dediquen a la creación
de nuevos modos de comercialización y distribución, así como para la innovación de
productos que permitan a esas empresas competir con éxito con empresas de países
desarrollados y aprovechar las posibilidades que brinda la aceleración del crecimiento de la
demanda en su mercado nacional. Hay que apoyar este proceso con inversiones coordinadas
y proactivas en varios ámbitos, por ejemplo en capital humano, infraestructura y
mecanismos e incentivos para el aprendizaje en colaboración, así como posibilitar la
acumulación y la difusión de conocimientos y promover el cambio estructural mediante la
especialización productiva en sectores de elevada productividad. A pesar de algunos casos
de éxito en Asia, no parece que sea tarea fácil su emulación generalizada en los países en
desarrollo de ingresos medios para ayudarles a penetrar en los mercados de bienes con un
mayor contenido tecnológico.
10.
Si se pudiesen superar esas dificultades y se mantuviesen esas tendencias, los países
en desarrollo podrían llegar a ser un motor aún más potente del crecimiento económico
mundial y continuar por una senda propia, ajenos a los malos resultados de los países
desarrollados. Sin embargo, gran parte de lo que a veces se ha llamado "el auge del Sur"
tiene mucho que ver con la suerte de las economías desarrolladas. Varios países también se
han visto perjudicados por asignar incorrectamente capital humano a sectores de escasa
cualificación profesional y baja productividad, lo que podría entrañar consecuencias a largo
plazo para su capacidad de asimilar conocimientos y adoptar estrategias de crecimiento
basadas en la innovación. Es preciso seguir estudiando los pros y los contras, así como las
posibles complementariedades, de los distintos modelos de desarrollo de los países. A su
vez, el rápido crecimiento de los países desarrollados antes de la crisis recibió un gran
impulso gracias a la separación de los mercados financieros de la economía real y la
consiguiente vinculación de la creación de riqueza a la rápida acumulación de deuda y el
incremento de los precios de los activos —y no a una mejora constante de la productividad
y un aumento de los ingresos del trabajo— y a la concentración de la innovación en la
ingeniería financiera en vez del progreso tecnológico. Esa estrategia de crecimiento no ha
propiciado la estabilidad económica ni ha sido socialmente justa. El rápido crecimiento
registrado en los países en desarrollo desde el inicio de la crisis económica y financiera se
ha atribuido a la adopción de amplios paquetes de medidas de estímulo anticíclico. La
reciente desaceleración del crecimiento en esos países indica que los efectos de esos
estímulos se están desvaneciendo y plantea la cuestión de si los responsables políticos
disponen de políticas alternativas.
II. Hacia una agenda de desarrollo para después de la crisis
11.
La economía mundial todavía no ha superado la herencia de los descalabros de los
mercados financieros e inmobiliarios en los principales países desarrollados, que marcaron
el inicio de la Gran Recesión. Las familias han reducido fuertemente su deuda mediante su
pago gradual, lo que ha tenido efectos negativos en el consumo, o a menudo, declarándose
insolventes. El efecto combinado de los rescates financieros y la recesión ha provocado un
aumento del déficit público, que ha desencadenado una crisis de la deuda soberana en
algunos países y ha detenido la recuperación en otros. En todos los países la creación de
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empleo ha ido siempre a la zaga, lo que ha despertado el espectro de un aumento del
desempleo y del proteccionismo. Esos problemas económicos de los países desarrollados
están empezando a manifestarse en las economías en desarrollo y en transición a través de
una menor demanda de sus exportaciones, un aumento de la volatilidad de los flujos de
capital y de los precios de los productos básicos y una reducción de la ayuda para el
desarrollo.
12.
Los principales países desarrollados adoptaron políticas monetarias y fiscales
anticíclicas y expansivas, especialmente los Estados Unidos de América, inmediatamente
después del inicio de la Gran Recesión. Es evidente que en algún momento habrá que
abandonar esas políticas de estímulo. El momento, el ritmo y el modo apropiados para dejar
de aplicar políticas anticrisis dependerán del estado de la economía y de la salud del sistema
financiero. Sin embargo, un temor exagerado a mantener los estímulos demasiado tiempo y,
presuntamente, distorsionar así los incentivos privados y crear riesgos para la inflación y la
estabilidad financiera y fiscal, ha llevado a algunos países a aplicar medidas de
consolidación fiscal incluso antes del inicio de una recuperación autosostenida. Con ello se
corre el riesgo de desencadenar una espiral descendente de menor crecimiento, inversión y
demanda, sin resolver por ello el problema del endeudamiento excesivo.
13.
A fin de evitar que un entorno de dificultades económicas, que probablemente no
desaparecerán en los próximos años, repercuta negativamente en los países en desarrollo, la
adopción de una batería de medidas de política económica y de reformas institucionales en
los planos nacional e internacional puede ayudar a mejorar los niveles de vida en esos
países, así como su resiliencia a los impactos externos (en particular, mediante la
acumulación de reservas y la instauración de controles a los movimientos de capitales), y
facilitar el logro de su objetivo de integrarse de manera equilibraba en la economía global.
En el plano internacional, es crucial volver a regular el sistema financiero internacional e
impedir que las disciplinas multilaterales y los acuerdos bilaterales de comercio e inversión
invadan el espacio de políticas de los países en desarrollo, espacio que sigue siendo
necesario para fomentar las capacidades productivas del país y con ello estimular el
crecimiento incluyente.
14.
Potenciar la repercusión del crecimiento en la creación de empleo y aumentar la
proporción de los salarios son aspectos de especial importancia para lograr un crecimiento
incluyente. En muchos países en desarrollo donde crece muy rápidamente la fuerza de
trabajo, sobre todo en las zonas urbanas, la creación de empleo sigue siendo la única
manera segura de luchar de manera sostenida contra la pobreza. Sin embargo, si se quiere
conseguir un desarrollo incluyente, el empleo también tiene que propiciar un constante
aumento del ingreso de las familias y una expansión de los mercados locales. En este
sentido, en muchos países en desarrollo y economías en transición la proporción de los
salarios (dentro del ingreso nacional) se ha reducido desde principios de los años ochenta.
Este fenómeno es principalmente consecuencia de la adopción casi universal de estrategias
de crecimiento orientadas a la exportación durante los años ochenta y noventa, que llevó a
las empresas de las economías en desarrollo y en transición a tomar sus decisiones sobre
salarios y empleo en función de la demanda externa y la competencia en los mercados
mundiales. La reducción de la proporción de los salarios se acentuó por otros factores,
como los avances tecnológicos, la globalización del comercio, la financiarización y la
reducción de la densidad sindical, factores todos ellos que han mermado la capacidad de
negociación de los trabajadores.
15.
Unas políticas macroeconómicas más adecuadas, junto con unas políticas activas en
el mercado de trabajo, pueden ayudar a controlar las amenazas que se ciernen sobre el
empleo. Las políticas de ingresos y empleo, como la implantación por ley de un salario
mínimo legal, complementadas con un mayor empleo público, pueden despejar esas
amenazas, junto con estrategias encaminadas a mejorar la viabilidad de la producción en
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pequeña escala, incluida la agraria. Además, existe toda una serie de medidas, desde
subsidios sociales o planes de microfinanciación hasta programas de obras públicas, que
pueden tomarse para mejorar la eficacia de los mercados de trabajo incluso en los países
más pobres. En los países en desarrollo con amplios sectores económicos no estructurados
y una agricultura de subsistencia, las políticas deben tener por objeto eliminar los
obstáculos para entrar en la economía convencional. Estas políticas pueden tener un cariz
técnico, como el fomento de la empresa y la infraestructura básica, o regulador, como las
políticas en materia de derechos de propiedad y sobre la tierra y las políticas financieras
incluyentes. En cuanto a la industria, se pueden estimular las actividades de eslabonamiento
descendente y lateral tomando como base las actividades de explotación de los recursos
naturales, en particular la minería en pequeña escala y la venta minorista de productos
energéticos.
III. Política industrial
16.
El desarrollo industrial sigue siendo prioritario para muchos países en desarrollo por
las posibilidades que brinda para aumentar la productividad y los ingresos y para sacar el
máximo partido del comercio internacional. Sin embargo, se necesita un enfoque sectorial
amplio, en particular un enfoque para el sector primario en muchos de los países menos
desarrollados, con el fin de que las medidas de diversificación de la actividad económica
sean compatibles con la creación de empleo, la garantía de la seguridad alimentaria y
energética y las respuestas eficaces a los problemas del cambio climático.
17.
Se ha reavivado el debate sobre el papel de la política industrial en el desarrollo.
Uno de los factores que han permitido volver a examinar esa cuestión fue la constatación en
el último decenio de que no se materializaban las predicciones del Consenso de
Washington, que excluía que la política industrial pudiese desempeñar un papel importante.
Por ello, los países en desarrollo y algunos desarrollados empezaron a buscar estrategias de
desarrollo alternativas. Esta búsqueda de alternativas ha venido acompañada de un
redescubrimiento de las ideas clásicas del desarrollo económico, en particular el
reconocimiento de la importancia tanto de la demanda interna como de la estructura
sectorial de la economía para la creación de vínculos y el aumento de la productividad.
Estas tendencias se han visto estimuladas por la crisis económica y financiera, que ha
animado el debate sobre los fallos del mercado y sobre la necesidad de instituciones y
normas que regulen los mercados. Además, cada vez es más difícil obviar y descartar los
datos acumulados sobre casos que prueban la capacidad de las instituciones y las políticas
para propiciar un desarrollo real. Con ello se abre la vía para que los responsables políticos
tengan la posibilidad y la voluntad de experimentar y encontrar soluciones de su propia
cosecha. Muchos de los experimentos tienen una buena dosis de política industrial, como
en los casos del Brasil, China y Sudáfrica. La necesidad de superar un número cada vez
mayor de retos para el desarrollo, como la seguridad energética en el contexto de los
condicionantes que impone el cambio climático, o la seguridad alimentaria, es un factor
importante del renovado interés por el nexo entre política industrial y política de
innovación4.
18.
El uso de la política industrial para superar los retos económicos tras salir de la crisis
es diferente según el grupo de países de que se trate. Sin embargo, un elemento común es la
constatación de que la división mundial del trabajo exige cada vez más conocimientos,
calificaciones profesionales y capacidades tecnológicas. La capacidad de los países para
mantener las mejoras en los ingresos y el bienestar social depende de su posibilidad de
4
6
Véase Technology and Innovation Report 2011 (Informe sobre tecnología e innovación 2011),
caps. 3 y 5, UNCTAD.
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emprender actividades en las que sus competencias y capacidades se beneficien de algunas
rentas de innovación.
19.
Países desarrollados como Francia y los Estados Unidos de América han recurrido a
la política industrial para conservar actividades manufactureras o relocalizar actividades
previamente deslocalizadas. Las economías ricas en recursos naturales tendrán que invertir
en nuevas actividades y estimular la producción y la diversificación de las exportaciones.
Los países integrados en las cadenas de suministro mundiales recurrirán a la política
industrial para redefinir sus vínculos con la economía global con el fin de ascender en la
cadena de valor. Las economías en desarrollo y en transición con estrategias de crecimiento
que hayan privilegiado las exportaciones de manufacturas a los mercados desarrollados
tendrán que basarse más en la demanda interna para crecer y recurrir a la política industrial
para ajustar la estructura sectorial de la producción a fin de adaptarse mejor a la estructura
sectorial de la demanda interna. Huelga decir que las estrategias de crecimiento basadas en
la demanda interna y el desarrollo de productos para el mercado interno no excluyen la
participación de empresas extranjeras, que podrían ayudar a potenciar las necesarias
capacidades productivas e innovadoras.
20.
A fin de que las políticas nacionales e internacionales sean aún más favorables para
el desarrollo, hay que reconsiderar la forma de la alianza mundial para el desarrollo. Es
preciso que la cooperación Norte-Sur recobre su vigor. Por eso, debe hacerse de una
manera que tenga en cuenta el mayor peso de los países en desarrollo en la economía global
y no solo dando a los países en desarrollo un nuevo puesto en la mesa con derecho de voz.
Más bien debería reconsiderarse la agenda con miras a reconfigurar las normas e
instituciones que condicionan el espacio de políticas del que disponen los países que se han
incorporado tardíamente al desarrollo. Por otra parte, los países en desarrollo deben
esforzarse por sacar el máximo partido de la cooperación Sur-Sur, así como de la
cooperación regional entre tales países. En este sentido, revestirá una importancia especial
la idea de que las relaciones Sur-Sur suelen basarse en la equidad y el beneficio mutuo.
IV.
Fomento del papel de los productos básicos en el
desarrollo nacional
21.
El sector de los productos básicos contribuye de manera importante al empleo y
también a la obtención de divisas (ingresos privados y públicos) en la mayoría de los países
en desarrollo que producen productos básicos. La última escalada de los precios de los
productos básicos, que se inició en 2002 y se considera la más amplia y duradera, ofrece a
los países en desarrollo exportadores de tales productos una gran oportunidad para
aprovechar esos beneficios extraordinarios con el fin de emprender la senda del crecimiento
sostenible. Sin embargo, para lograr ese objetivo tienen que conseguir que una parte mayor
de los ingresos extraordinarios resultantes de la subida de esos precios y adoptar pautas de
inversión que amplíen la diversificación de sus economías como base de un desarrollo
autosostenido que depare mayores oportunidades de empleo e ingresos, incluida la
reducción de los niveles de pobreza.
22.
No obstante, persisten importantes factores que obstaculizan el proceso. Entre esas
trabas figuran la desigual distribución de las rentas generadas por los recursos naturales, la
elevada volatilidad e inestabilidad de los precios de los productos básicos y la inseguridad
alimentaria y energética. Sin unas políticas adecuadas, toda mejora significativa de la
relación de intercambio de los países en desarrollo exportadores de productos básicos puede
acrecentar su dependencia de esos productos, ya que puede reforzar la ventaja comparativa
del sector exportador de productos básicos y captar más recursos para dicho sector en
detrimento de otras actividades importantes. En este contexto, las decisiones sobre ahorros
e inversiones a medio plazo resultan cruciales para formular una política de desarrollo que
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mejore las posibilidades de crear vínculos entre el sector de los productos básicos y los
sectores manufacturero y de servicios relacionados con dichos productos.
23.
Las respuestas de los actores públicos y privados estratégicos, en particular del
Estado, serán determinantes para saber hasta qué punto podrán aprovecharse esas
oportunidades. Todos estos actores tienen que aunar esfuerzos para dar prioridad al fomento
de los vínculos productivos en esas economías. Ello implicará fomentar la transformación y
la distribución de los productos básicos y de las industrias relacionadas con ese tipo de
productos y estimular el comercio interno y los nuevos sectores económicos, en particular
el sector manufacturero. Además, los responsables políticos tendrían que prestar más
atención a la ampliación y profundización de las vinculaciones hacia arriba y hacia atrás
(el suministro de insumos al sector de los productos básicos) y a tal fin tendrían que
aprovechar las ganancias extraordinarias obtenidas de la exportación de productos básicos.
En el sector extractivo, donde la distribución de la rentas entre los países receptores y las
empresas transnacionales es muy desigual, la respuesta inicial podría consistir en una
negociación o renegociación de los contratos para garantizar un reparto más equitativo de
las rentas en favor de los países receptores para que puedan financiar las actividades de
diversificación y fomento de la capacidad productiva.
24.
En el plano internacional, sería preciso estudiar con mayor detenimiento las causas
de la volatilidad de los precios de los productos básicos y coordinar medidas
internacionales para minimizarla.
8
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