Sobre las Influencias Errantes – Melki-Tsedek – 15SEP2021 – Pág. 5 de 12
uso imprudente de los restos de civilizaciones antiguas, en los casos de individualidades
humanas -también- se han dado casos recientes, en países que han caído presas de sectas
antitradicionales, de profanar restos de figuras históricas importantes con intenciones
escondidas no muy claras que han ocasionado reacciones insospechadas y extrañas.
Se dan -igualmente- casos más trágicos y alarmantes de civilizaciones antiguas que en su
último periodo, se han degenerado, dado al desarrollo excesivo de la magia y la brujería, y
sus restos guardarán entonces su huella naturalmente bajo la forma de influencias psíquicas
de un orden muy inferior
. Esto debe alertar a muchos países -especialmente en el continente
africano y América- que se han dedicado -incluso (en algunos casos) en los mismos niveles
de gobierno- a prácticas insanas de baja brujería; que han llevado a esos gobiernos y por
consecuencia a sus países: a la ruina, a la corrupción, al caos, a la calamidad y a la
destrucción. Civilizaciones antiguas han muerto por la invasión de la magia.
Con respecto a estas civilizaciones antiguas, es necesario -además- considerar los casos que
no estando las mismas extinguida totalmente, sobreviven -por así decir- a sí misma, en el
sentido de que su degeneración ha sido llevada hasta un punto tal que el “espíritu” haya
acabado por retirarse totalmente de ella; y algunos conocimientos, que no tienen en sí mismos
nada de “espiritual” y que no dependen más que del orden de las aplicaciones contingentes,
podrán todavía continuar transmitiéndose, sobre todo los más inferiores de entre ellos, pero,
naturalmente, desde entonces serán susceptibles de todas las desviaciones, ya que, ellos
también, no representan más que “residuos” al haber desaparecido la “Doctrina Pura” de la
que debían depender normalmente.
Pueden ocurrir -asimismo- los casos de lugares u objetos preparados especialmente en vistas
de una acción defensiva contra aquellos que los toquen indebidamente, lo que nos refiere a
preocupantes testimonios de un alejamiento a la verdadera y pura espiritualidad, e incluso
quizás de un cierto desconocimiento o ignorancia sobre los efectos nocivos de estos poderes
psíquicos. Las influencias psíquicas desprovistas del “espíritu”, siempre quedaran reducidas
a una suerte de estado “larvario” que se mantienen en los espacios, y pueden reaccionar por
sí mismas a una provocación cualquiera, por involuntaria o no que sea, de una manera más o
menos desordenada y que, en todo caso, no tiene ninguna relación con las intenciones de
aquellos que las emplearon en el pasado en una acción de un orden diferente, como tampoco
las manifestaciones grotescas de los “cadáveres” psíquicos que intervienen en las sesiones
espiritistas y de brujería, que no tienen relación alguna con lo que pudieron ser las
individualidades en su forma sutil y los cuales “simulan” -luego de su separación con el
espíritu- la “identidad” póstuma, para gran maravilla de los ingenuos que quieren tomarlos
por “espíritus”.
Las “influencias errantes”, en muchas ocasiones, pueden ser malhechoras cuando están
libradas a sí mismas; y esto es un hecho que resulta de la naturaleza misma de estas fuerzas
del “mundo intermediario”